Se llama inmortalidad a la creencia en una vida más allá de la muerte. Esta, con notables variantes que hacen a la idiosincrasia de cada credo, suele ser un denominador común en todas las religiones. La muerte es pues, uno de los temas más frecuentes de la mitología universal.
¿Cuándo el hombre prehistórico comprendió la finitud de la vid y adquirió conciencia de su propia muerte y de la de sus semejantes? Desde una perspectiva arqueológica el concepto de inmortalidad como parte de las creencias culturales, se relacione con los primeros enterramientos que datan de la época de los neandertales. Se estima que fue el hombre de Sahnidar IV, hace unos 60.000 años el que ofrece la evidencia más antigua de un entierro en las cuevas de las montañas de Zagros (Irak). Las evidencias halladas, dan cuenta de la realización de una ceremonia fúnebre. En este sentido, el ritual se interpreta como valoración espiritual de a vida, como también respeto hacia el personaje enterrado. Aspectos físicos del entierro (el cuerpo ubicado en posición durmiente, alineación en dirección este-oeste con la cabeza hacia e sur, ornamentos hallados junto al cuerpo, dan cuenta de ritos fúnebres que se relacionan probablemente con las creencias de una vida en el Más Allá.
En Egipto, la inmortalidad fue parte importante de toda su civilización.
La literatura funeraria Egipcia es basta y variada. Los Textos de las Pirámides (2500, 2300 a. de C.) Los Textos de los Sarcófagos (2300, 2000 a.C.) , el Libro de los muertos (1500 a.C.) y otros que se han conservado hasta nuestro días.
El más famoso de todos ellos, el Libro de los muertos, no es en rigor un libro sino una colección de fórmulas heterogéneas. Los textos de las Pirámides describen las creencias de la vida ultratumba, para lo cual narran el viaje celeste del faraón en forma de pájaro (oca, garza real -halcón-, langosta o escarabajo) ayudado por los dioses para convertirse él mismo en un dios. Gran cantidad de estos textos narran las diferentes etapas de asimilación ritual del faraón muerto a Osiris. En los Textos de los Sarcófagos, Osiris, es el modelo de todo hombre que espera superar la muerte, en otros textos, se celebra la resurrección de Osiris.
En la Mitología Sumeria, Gilgamesh, encontrará una planta que tiene el poder de la eterna juventud, pero una serpiente se apoderará de ella y condenará a los hombres al envejecimiento y a la muerte.
Para los antiguos Griegos, todas las almas irían a parar al Hades, un lugar subterráneo en donde habitaban los muertos... a excepción de los héroes, destinados al Elyson, una suerte de paraíso.
El cristianismo heredó la creencia hebrea en la resurrección de los muertos. Este concepto, complementado con la tesis platónica del alma inmortal, promovió la creencia en una vida en el Más Allá en donde los justos serían premiados y los injustos castigados eternamente después de un juicio final. En este sentido, puede especularse también sobre influencias de la tradición persa: en el fin de los tiempos, sería Ahura Mazda el que volvería a reunir a los cuerpos con las almas.