Infierno

Es frecuente que las religiones reflejen de alguna manera el concepto de infierno, o el lugar en donde buenos y malos serán separados. Esta idea está ya presente el zoroastrismo y en el judaísmo.

El cristianismo ha adoptado en infierno a través de los hebreos Sheol y Gehenna que se mencionan en el Antiguo Testamento, así como del Hades.

Los cristianos, identificaron así, dos mundos contrapuestos en el Otro Mundo: el cielo y el infierno. Este último , situado en las profundidades del abismo y considerándolo el lugar el el cual vivirán las almas de seres muertos en el pecado, es un lugar infinito que carece de principio y de fin, la morada del demonio, el tormento eterno.

En el Islam, las almas caen de un puente estrecho a un crater ardiente en donde sufren terribles tormentos.

En religiones de tradición oriental como el budismo y el hinduísmo, la concepción es diferente. Cuando un alma aun no se libera del ciclo de reencarnaciones, esta permanece privada del estado de gracia que supone la iluminación. Así, desde una mirada occidental podría interpretarse que el infierno no es otro que el mundo en el que vivimos. Así, para el budismo, el infierno formaría parte de lo más bajo de seis esferas de existencia en el mundo de los sentidos y se relaciona con los efectos de la ley del karma.