Esta ciudad sagrada legendaria, fue sede un un poderoso clero cuyos miembros eran los custodios de una escuela de sabiduría o iniciación y guardianes del gran templo de Ra, el dios Sol, dios que reemplazó a Atum, dios primordial y fuerza creadora que emanaba del más allá y de todo el mundo conocido.
Según las antiguas tradiciones, en Heliópolis había una colina sagrada en la que había tenido lugar el primer amanecer. En ésta colina se encontraba en un pilar sagrado que había sido reemplazada la piedra cónica de Benben, que según se decía, era de origen cósmico. Alojada en Templo de Fenix, símbolo del renacimiento. En efecto, no es improbable que se tratara de un meteorito rico en hierro, y que representara la semilla del primer dios Atón o Atum, quien creara la tierra a través de la masturbación (la palabra “benben” significa “copular”). Esta piedra, alojada en el templo del Fenix, ya había desaparecido cuando Heródoto visitó Egipto. Cedió su nombre a la piedra apical que remata la cima de las pirámides y más tarde, la cabeza de los obeliscos: la tapa con forma de pirámide de los obeliscos se llama “Benbenet” y, combinado con el asta, podría representar el falo divino de Atum y sus semillas.